De la selva su internet: iniciativas que deben ser apoyadas
Cuando jóvenes emprendedores logran un mayor impacto que el órgano estatal encargado (el Fitel), en la expansión del acceso a internet en zonas rurales, es señal de que hay nuevas posibilidades que se deben considerar.
Si usted hiciera un recorrido por la selva, yendo desde Moyobamba, pasando por Tingo María y de allí hacia Pucallpa, advertiría la enorme necesidad de la población respecto al acceso al servicio de internet. El impacto de las carreteras construidas elemento clave para el llamado «milagro de la región San Martín» y de los programas de desarrollo alternativo requieren, como fundamental complemento,para lograr consolidarse, la mejora de los servicios de comunicación.
En los últimos años es notable la expansión de celulares en las zonas rurales. Sin embargo, los gobiernos locales, las cooperativas y asociaciones de productores (que las hay, y muchas, en esta zona de la selva, principalmente de cacao, café y palma), los colegios, las empresas y la población también demandan un acceso a internet de banda ancha, es decir, con buena velocidad.
Una demostración del aumento de esta demanda es la aparición de proveedores locales que instalan torres de elevación y antenas para llevar el servicio de internet desde las ciudades hacia las zonas rurales. En la mayoría de casos, la tecnología inicia su recorrido desde el jirón Paruro, en el Cercado de Lima, llega a Tingo María y luego cruza la cordillera azul para llevar el internet hasta Tocache, mediante enlaces inalámbricos implementados por ingenieros (o ingeniosos). Este tipo de iniciativas en la selva está en pleno crecimiento.
En la actualidad, las empresas Claro y Movistar están apuntalando sus esfuerzos en la expansión de celulares. Sin embargo, para tener acceso a internet, las zonas rurales no deberían esperar el ingreso, al mercado, de la próxima empresa nacional operadora. Existen pequeñas empresas de telecomunicaciones que tienen la intención de invertir y brindar servicios en las zonas rurales, y ante ello se necesitan políticas gubernamentales que las apoyen de manera prioritaria.
El viceministerio de Comunicaciones debería facilitar el otorgamiento de licencias a estos proveedores rurales de internet, para que no tengan problemas con Telefónica u otros operadores, que los acusan de «piratas», pues muchos de los proveedores alquilan el servicio de internet, en la ciudad, para luego «revenderlo» en el campo, vía enlaces inalámbricos (torres y antenas).
Otra acción de apoyo tecnológico para incrementar la conectividad en la selva es desenmarañar lo que esté amarrado, para que la fibra óptica empiece a funcionar. En Tarapoto, Tingo María, Pucallpa y otras ciudades importantes el internet está altamente saturado, por lo que se producen cortes y lentitud. Esto se debe a que la conexión con Lima se realiza usando enlaces microondas que ya no soportan el tráfico de datos. En Pucallpa, desde el pasado mes de diciembre, el cable de fibra óptica ya llegó a la ciudad usando la red de transporte de energía eléctrica (las torres de alta tensión); sin embargo, hasta el momento no se pone en operación, al parecer, por cuestiones burocráticas. La fibra óptica, que tiene una capacidad infinitamente mayor a la actual, permitirá tener una verdadera banda ancha en las ciudades y también en las zonas rurales. Así, la Universidad Nacional de Ucayali, ubicada a siete kilómetros de la ciudad, por fin podrá contar con una conexión de banda ancha.
Para lograr un verdadero desarrollo social y económico también se requiere del acceso a internet por parte de la población, especialmente de las zonas rurales. El Ministerio de Transportes y Comunicaciones y el Fitel tienen una oportunidad para promover el cambio hacia una conectividad acorde con el año en que vivimos y con la inclusión digital rural que queremos.