Sombras en Chinecas
Artículo escrito por Jaime Escobedo (CEPES) para La Revista Agraria
Chinecas, el emblemático proyecto de irrigación ancashino, ha obtenido la viabilidad del Gobierno Central, una decisión que si bien ha respaldado la región Áncash, pone nuevamente en tela de juicio las verdaderas intenciones del Estado al insistir con la ejecución de estos megaproyectos. Una serie de omisiones o aspectos por definir resaltan en lo poco que se conoce de Chinecas, pero son suficientes como para dudar de su sostenibilidad económica, social y ambiental.
Una breve revisión histórica de Chinecas concluye en que se trata de un proyecto que se remonta al año 1985 y que, en su origen, contemplaba la incorporación de 25 mil 780 hectáreas nuevas a la agricultura, y el mejoramiento de riego de otras 10 mil 570 hectáreas ya existentes en los valles de Santa-Lacramarca, Nepeña y Casma. De toda esa área, a la fecha, 4 mil 103 hectáreas son tierras nuevas ya vendidas, y 2 mil 350 hectáreas nuevas están en condición de invadidas.
Aunque resultó complicado identificar a los actuales dueños de tierras en Chinecas, por lo menos los últimos contratos de compraventa registrados en ProInversión indican que la empresa San Jacinto (ver cuadro), de propiedad del grupo Gloria, sería el principal de ellos.
Sobre este proyecto, el Gobierno Regional de Áncash (GRA) —con el aval del Gobierno Central— propone construir el pilar de desarrollo de la región. Las observaciones iniciales de la Dirección General de Política de Inversiones (DGPI) del Ministerio de Economía y Finanzas(2) —en el sentido de que Chinecas no cumple con los requisitos técnicos y legales del SNIP— habrían sido superadas, incrementando de 25 mil a 33 mil las nuevas hectáreas que se irrigarían, y reduciendo el monto de inversión de S/.1,900 millones a S/.1,400 millones (3). Nada se sabe de los cuestionamientos de fondo del proyecto. Paso a resumir los principales de ellos.
El análisis de la demanda y oferta hídrica realizado por la DGPI plantea la racionalización en la distribución de agua para riego en Chinecas, que actualmente supera los 34 mil m3 por hectárea al año, cuando el cálculo de la demanda de la DGPI indica que sólo se necesitarían 13 mil 500 m3. Esta racionalización, combinada con el empleo del agua subterránea, serviría para cubrir la demanda del proyecto, sin tener que recurrir a la construcción de la presa Cascajal. El costo de esta presa, según el perfil original del proyecto Chinecas presentado por el GRA a la DGPI, alcanzaría los S/.1,043 millones.
Otra observación gruesa, cuya situación se desconoce, tiene relación con la evaluación ambiental del proyecto. Según la DGPI, al menos hasta julio del año pasado, Chinecas contaba con un estudio de impacto ambiental aprobado por el GRA, promotor del proyecto, que omitía cualquier información sobre sus impactos negativos y tampoco incluía el certificado ambiental. Pese a que la Ley 27446, Ley del Sistema Nacional de Evaluación Ambiental, prohíbe a cualquier autoridad aprobar, permitir, autorizar o habilitar la ejecución de proyectos que no cuenten previamente con la certificación ambiental, ya se ha anunciado públicamente la viabilidad de Chinecas.
Tampoco hay certeza sobre el destino de las tierras de Chinecas, de su producción y de los invasores. Por lo pronto, el nuevo ministro de agricultura, Milton Von Hesse, ha anunciado que los proyectos de la costa no son para pequeños agricultores, de lo cual se desprende que las tierras de Chinecas podrían acabar en manos de un puñado de empresas, copiando lo ocurrido en Chavimochic y Olmos. Respecto al uso de las tierras, buena parte de ellas servirían para la producción de etanol, cuando lo ideal sería que aporten en la seguridad alimentaria, tomando en cuenta las fluctuaciones constantes al alza del precio de los alimentos. Finalmente, sobre la situación de las áreas invadidas del proyecto, se sabía que alcanzaban las 2 mil 350 hectáreas, pero un reciente informe de la FAO indica que las ocupaciones ilegales superarían las 10 mil hectáreas(4). Si la cifra es correcta, casi un 25% del área de Chinecas estaría en posesión de invasores.
En síntesis, Chinecas se encuentra rodeado de un conjunto de sombras. ¿Es necesario construir infraestructura de riego por un valor de S/.1,400 millones, o bastaría con que se racionalice el actual consumo de agua y se apele a las reservas subterráneas disponibles? ¿Cuáles son los impactos negativos del proyecto? ¿Cuenta con certificación ambiental previa? Los fondos públicos que se utilizarán para la ejecución del proyecto, ¿terminarán beneficiando al sector mayoritario de pequeños agricultores y campesinos, o servirán, como en Olmos y Chavimochic, a los intereses de un puñado de inversionistas? ¿El proyecto contribuirá a la seguridad alimentaria del país? ¿Qué solución se propone para las áreas invadidas? Solo nos queda aguardar que la sostenibilidad social, ambiental y económica del proyecto prime sobre los apetitos políticos al momento de absolver cada una de estas interrogantes.
Notas
1 Adquirida originalmente por Valle del Santa S.A. y luego absorbida por Agroindustrias San Jacinto.
2 Forman parte del Oficio 682-2011-EF/63.01, elaborado por la DGPI en su calidad de máxima autoridad técnico-normativa del SNIP, en julio de 2011.
3 Diario El Peruano, 3 de mayo de 2012.
4 Este dato figura en la p. 20 del Oficio 682-2011-EF/63.01, elaborado por la DGPI.