La pérdida de tierras agrícolas crea inseguridad alimentaria
Artículo de La Revista Agraria N° 172, publicación del CEPES, que se distribuyó con el diario La República.
Escribe: Julio C. Postigo(1)
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Una vez más se inundan extensas áreas de la Amazonía, con lo que se afecta, como siempre, a las familias vulnerables de las zonas periurbanas y rurales, en este caso, de la región Loreto. La creciente de los ríos de esta región empezó a ser monitoreada por el Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología (Senamhi) desde mediados de enero. Las lluvias de la temporada han agudizado la situación con inundaciones cuyos efectos llevaron al Gobierno a declarar el estado de emergencia el 9 de abril, por sesenta días, en veintidós distritos de cinco provincias de Loreto (D. S. 028-2015-PCM). Existen, además, otros doce distritos afectados, lo que llevaría a la ampliación de la emergencia.
La Dirección Regional Agraria de Loreto estima que fueron casi 14 000 el total de hectáreas agrícolas afectadas (ver cuadro), siendo la yuca, el plátano, el maíz y el arroz los cultivos con las mayores extensiones impactadas por las inundaciones. La innegable relevancia de esta producción para la economía y la seguridad alimentaria de los pequeños agricultores, así como para la provisión de alimentos de los mercados locales, permite prever tanto escasez como aumento de precios de los alimentos. La crítica situación y las poco alentadoras perspectivas llevan a la necesidad de concatenar dos procesos en el más corto plazo: la ayuda alimentaria para el alivio inmediato y la recuperación productiva.
Las inundaciones en la Amazonía no son nuevas (ocurrió una más grave en 2012); por el contrario, son procesos cíclicos que no solo causan destrucción, sino que, paradójicamente, son cruciales para la producción agraria, pues trasladan los suelos aluviales(2) de los Andes a las tierras inundables en las zonas ribereñas. Sin embargo, cuando las lluvias son extremas, los ríos inundan campos de cultivo, centros poblados y hasta partes de la ciudad de Iquitos. Las inundaciones no son lo único que se repite, sino que las poblaciones mayoritariamente afectadas son siempre las mismas: pobres excluidos, habitando espacios marginales en las zonas periurbanas; pequeños agricultores de subsistencia, y centros poblados rurales.
Las inundaciones no solo seguirán ocurriendo, sino que, en un contexto donde los eventos extremos serán cada vez más frecuentes y agudos, sus efectos destructivos podrían amplificarse de no disminuir la vulnerabilidad de las poblaciones afectadas. En términos generales, la disminución de la vulnerabilidad tiene que ver con mejores condiciones de vida (por ejemplo, dejar de vivir en las cloacas en zonas como Belén), salir de la pobreza, superar la desnutrición crónica y superar el analfabetismo masivo.
En las zonas rurales, el Ministerio de Agricultura y Riego, trabajando coordinadamente con la Dirección Regional Agraria, deberá liderar (y financiar) la recuperación productiva, la que debiera incluir programas de asistencia técnica con semillas de calidad (o mejoradas para tener cultivos más resistentes al exceso de agua), herramientas e insumos; programas de seguro para pequeños agricultores frente a eventos extremos; y diversificación productiva para aprovechar, por ejemplo, la abundancia de pescado que ocurre cuando los ríos disminuyen sus caudales. Las inundaciones han afectado múltiples sectores (Vivienda, Educación, Salud, Agricultura), con lo que se ha creado la oportunidad para una intervención transectorial coordinada (y secundada por el Ministerio de Economía y Finanzas) con los gobiernos regional y locales, que se oriente tanto a la emergencia como al desarrollo de Loreto.
Notas
1 Antropólogo y geógrafo. PhD por la Universidad de Texas en Austin. Investigador asociado al Cepes. Consultor de FAO que fue parte de la misión de la Red Humanitaria Nacional, junto con otras agencias de las Naciones Unidas y entidades gubernamentales, que visitó Loreto del 14 al 17 de abril.
2 Son suelos formados de materiales transportados por corrientes de agua. Son ricos en nutrientes y pueden contener metales pesados. Son suelos recientes y buenos para cultivar.
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