Nativos americanos luchan por su alimentación tradicional
Artículo de La Revista Agraria N° 175, publicación del CEPES, que se distribuyó con el diario La República.
Escribe: Constanza Ocampo-Raeder (1)
Gracias a las películas de Hollywood, se podría decir que el público en general está relativamente familiarizado con las atrocidades cometidas contra los pueblos indígenas de Estados Unidos. Las películas más sinceras nos presentan una imagen violenta, sanguinaria e injusta que narra cómo los pueblos indígenas fueron desplazados y, muchas veces, erradicados abiertamente por pioneros europeos que llegaban a conquistar áreas que percibían como despobladas. Sin embargo, lo que el público en general no sabe es que estos relatos —que aparentan haber ocurrido en la remota historia— aún tienen consecuencias hoy en día, consecuencias fuertes y reales para la mayoría de los pueblos indígenas de Estados Unidos.
La imposibilidad de comer
Este fue el mensaje principal que quería compartir conmigo Robert Schimek, director del White Earth Land Recovery Project y miembro de la nación ojibwe de Minnesota. Sin embargo, en lugar de hablar de batallas y eventos históricos, de pérdidas de territorios, de los famosos boarding schools(2) o de violaciones a tratados por el gobierno norteamericano, Robert decidió hablarme de la imposibilidad de comer.
El enfoque en la inhabilidad de comer resulta curioso, ya que los nativos norteamericanos sufren de índices de obesidad y diabetes extremadamente altos. Es más, cualquiera que no conoce del tema pensaría que estas poblaciones tienen demasiada comida y que lo que necesitan es dejar de comer. Pero a lo que se refiere el dirigente indígena es que lo que necesitan es comida nativa, comida indígena o, como le dicen ellos, comida «real» o legítima. En este sentido, Robert Schimek tiene razón, ya que los pueblos nativos han perdido el acceso a gran parte de los productos de sus dietas tradicionales, y el problema no es solo de acceso, sino que también se ha perdido el conocimiento ecológico y social de cómo encontrar y preparar estos recursos tradicionales.
Para dirigentes como Robert Schimek y su colaboradora Winona LaDuke (una activista de los derechos indígenas de gran reconocimiento en Estados Unidos, que incluso llegó a ser candidata a la vicepresidencia del país hace unos años), el poder restablecer dietas tradicionales —un proceso al que llaman descolonizar la dieta (decolonizing the diet)— es el paso más importante para restablecer su soberanía y lograr superar el trauma colectivo que han sufrido a través de la historia. La razón principal es que el cambio dietético que sufrieron los nativos norteamericanos es el efecto más insidioso del proceso de colonización que hoy en día se manifiesta a nivel individual (en la salud de las personas), pero que al mismo tiempo representa la devastación ecológica y social que sufrieron históricamente.
Promoviendo la agricultura indígena
Con esto en mente, Schimek y LaDuke comenzaron a organizar una serie de conferencias con el propósito de promover la agricultura indígena entre los diferentes pueblos indígenas del país y de Canadá. La idea es compartir experiencias a nivel local y de escala pequeña, e intercambiar ideas, semillas o productos, técnicas y contactos. Este año participaron representantes de
más de veinte naciones indígenas en la conferencia titulada 12th Annual Indigenous Farming Conference(3), donde gran parte de las discusiones se enfocaron en técnicas de agricultura sostenible y en los problemas y experiencias relacionados con el proceso de descolonizar la dieta. Yo fui invitada por Robert Schimek para hablar de mi trabajo con los pueblos ese eja del departamento peruano de Madre Dios, donde documenté la complejidad ecológica y social del manejo de recursos naturales de dichas comunidades. Para Schimek, mi contribución representaba exponer un sistema agrícola y de alimentación que se mantiene mayormente descolonizado, y el poder discutir las metodologías que utilicé para su documentación.
Descolonizando la dieta
Uno de los puntos que compartí fue la importancia de entender y vincular los sistemas de propiedad al manejo de recursos naturales, ya que no todos los recursos que se utilizan son obtenidos o procesados por el mismo grupo de personas y en muchos casos diferentes recursos necesitan sus propias reglas de gobernación.
Esto resultó de interés, pues en muchos casos los participantes de la conferencia mencionaron que los recursos se encuentran en propiedades técnicamente «comunales», pero que en realidad son sistemas de propiedad híbridos, donde ciertas reglas aplican a un recurso (como los animales de casa que se encuentran en territorios asignados a familias o clanes) y otras reglas a otro recurso (como ocurre con los derechos al agua, lo cual impacta la recolección comunal de arroz silvestre).
Participantes en la conferencia mencionaron que muchos de los proyectos que han tratado de lanzar se encuentran rápidamente con problemas legales relacionados con diferentes nociones de pertenencia que les previene acceder a recursos tradicionales.
Este tipo de problema no solo se remonta al acceso de recursos, sino que el legado de ciertas políticas del gobierno norteamericano impacta en el procesamiento y venta de esos recursos. Por ejemplo, se habló de la inhabilidad de una de las reservaciones de procesar su propia cosecha de arroz silvestre (un arroz morado nativo de las Américas, muy nutritivo, que es la base alimenticia de la mayoría de las sociedades de las planicies del norte del país) porque existe una ley que no les permite a los bancos dar préstamos a empresas con infraestructura dentro de reservaciones indígenas. El resultado fue que un negocio que tenía gran potencial no pudo continuar dentro de los límites de la reservación.
Sin embargo, también presentaron varias estrategias que se pudieron implementar y que han sido exitosas luego de superar estos retos. Un ejemplo interesante es el de la mobile matanza (matanza móvil), una especie de ceremonia portátil que va de comunidad en comunidad y que les permite matar y procesar a animales sagrados, como el bisonte, de una forma culturalmente apropiada y conforme a normas de sanidad del país. Otro proyecto son los mercados en ruedas, donde productos marcados DDP (decolonized diet products) son llevados a diferentes comunidades, en particular a aquellas que no tienen mucho acceso a este tipo de alimentación.
La conferencia tuvo momentos de gran optimismo y triunfo, como ocurrió durante los talleres de intercambio de semillas. Allí, las familias compartieron con entusiasmo sus semillas y las técnicas de cultivo y preparación de variedades heredadas y conservadas por varias generaciones. Además, hubo un banquete descolonizado preparado por el chef sioux Sean Sherman, que consistió de un delicioso guiso de choclos nativos con carne de bisonte, crepas de arroz silvestre, ensalada de plantas y moras y agua de cedro (una refrescante bebida de infusiones de hierbas y cedro que sabía a una combinación rica pero curiosa de bosque y el clóset de mi abuelita).
Pero también hubo un momento de gran tristeza porque para los participantes hay más dificultades que éxitos. Durante varios talleres vi a los presentadores y al público llorar mientras hablaban de la forma en la que sus seres queridos continúan sufriendo debido a un legado histórico que continúa. En esos momentos el mensaje era claro: la única forma viable de restablecer su identidad, su bienestar, su relación con el mundo espiritual y ancestral es por medio del restablecimiento de un sistema alimenticio tradicional. Este mensaje no debe sorprender, ya que la comida es uno de los pocos vínculos que logra una conexión inmediata y profunda entre el medio ambiente, la realidad social y la salud.
Notas
(1) Profesora de antropología. Carleton College, Northfield, Minnesota.
(2) Internados creados a partir de 1860 con el fin de «civilizar» a los hijos de los nativos y asimilarlos al modo de vida de los blancos americanos. Les enseñaban la importancia de la propiedad privada, de la riqueza material y de la familia nuclear monógama. La idea era borrar todo vestigio de cultura indígena, incluyendo el abandono de las comidas nativas. (Nota de LRA.)
(3) <http://welrp.org/12th-annual-indigenous-farming-conference>.
Escrito por
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