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«Hay personas en el Estado que no tienen interés en que la moratoria a los transgénicos se aplique a plenitud»

Entrevista a José Álvarez Alonso, director general de Diversidad Biológica del Minam . Artículo de La Revista Agraria N° 179, publicación del CEPES, que se distribuyó con el diario La República.

Publicado: 2015-12-04

Escribe: Ricardo Marapi, editor de La Revista Agraria.

LRA: http://bit.ly/1Q59G8i

Desde que, en 2011, el Gobierno aprobó la Ley de moratoria al ingreso y producción de organismos vivos modificados (transgénicos) al Perú (Ley 29811), es muy poco lo que se ha avanzado en su implementación. La oficina que debe encargarse de ello es la Dirección General de Diversidad Biológica del Ministerio del Ambiente (Minam), cuyo director es el biólogo José Álvarez Alonso, quien tiene más de treinta años de especialización en temas de conservación, manejo comunal y aprovechamiento sostenible de la biodiversidad, principalmente amazónica.

En la siguiente entrevista, Álvarez Alonso habla del trabajo que ha realizado su dirección para la implementación de la ley y, también, de los obstáculos que ha debido enfrentar.

¿Cuáles son los avances que han realizado para la implementación de la ley?

El primero es la construcción de una línea de base de recursos genéticos nativos para determinar cuáles son las condiciones para protegerlos ante la posible amenaza de los transgénicos. Hemos conseguido significativos avances a pesar de las restricciones económicas o de problemas con las capacidades nacionales. Por ejemplo, hemos abierto un concurso para un estudio biológico sobre plagas y otro para un estudio sobre biodiversidad del suelo y de los cultivos nativos, pero no se han presentado concursantes o, cuando lo han hecho, no han tenido las condiciones. Son estudios muy complejos, que requieren una altísima cualificación profesional y no tenemos tantos expertos.

¿Qué capacidades se les están pidiendo a los profesionales?

Lamentablemente, en el Perú no hay mucha gente capacitada en el tema. La inversión pública es muy estricta y exige a los consultores o empresas consultoras una gran cantidad de requisitos; por ejemplo, un adecuado currículum, publicaciones en su haber, experiencia, o que estén inscritos en el sistema nacional de proveedores. No tenemos ni siquiera diez instituciones que cuenten con un equipo profesional con capacidades. Debemos buscar con lupa y por eso se nos han «caído» varios concursos.

¿Cuáles son los principales estudios que han realizado y en qué consisten?

Tenemos casi completo el estudio de la línea de base de la distribución de la papa, del maíz y del algodón, y también hay avances sobre el ají y el tomate. Estos estudios determinan dónde se distribuyen las variedades y razas nativas, en qué condición están, cuántos agricultores las cultivan y permiten identificar las tendencias de una posible reducción; es decir, abarcan todos los conocimientos asociados a esas razas nativas, que son los potenciales afectados por los transgénicos. De esta manera, si algún día el Perú decide permitir el ingreso de organismos vivos modificados (OVM), sabremos dónde no se debe permitir su cultivo. Así se podrá evitar que los cultivos nativos sean afectados, considerando que son el mayor tesoro del país. ¡Es un patrimonio genético de valor mundial porque son de gran importancia para la seguridad alimentaria global!

Cuando uno escucha la frase «ley de moratoria», la impresión es que se alude a una norma meramente prohibitiva —o punitiva—, pero se olvida que entre sus competencias también está la realización de este tipo de estudios.

Así es. Y de eso se han aprovechado los enemigos de la Ley de moratoria, a la que acusan de carecer de sentido y exigen que sea derogada porque, según ellos, frena el desarrollo agrícola del Perú. Eso no es cierto. La moratoria es una posición muy sabia que tomó en forma soberana el Perú para determinar un plazo de diez años de espera a fin de conocer qué recursos tenemos, dónde y en qué situación están. Luego, eventualmente, si se decide usar los OVM, que se haga con seguridad, sin amenazar nuestra biodiversidad nativa. Entonces, estamos creando estas condiciones porque no las teníamos ni las tenemos todavía. Estamos creando todo el protocolo, los mecanismos y el aparato relacionado con el tema.

Sin embargo, da la impresión de que los estudios que está realizando el Minam estuvieran preparando la cancha o el camino para un indefectible ingreso de las semillas transgénicas al país. ¿Ya se está asumiendo esta situación?

Yo no lo interpretaría así, sino que se está tomando una especie de fotografía real y dinámica de cómo es nuestra biodiversidad, a fin de tomar una decisión informada en el futuro. Todavía no nos podemos adelantar en conocer cuál será la decisión. Mi opinión como ciudadano peruano es: si algún día se autoriza ese ingreso, deberá ser en zonas muy restringidas y en donde no haya riesgo. Por ejemplo, no se debe sembrar maíz transgénico en el Valle Sagrado de los Incas, en Vilcabamba, porque contaminarías el conocido maíz gigante del Cusco y le harías un daño irreversible al Perú. Es como si destruyeras Machu Picchu.

Pero, con esa lógica, no se podría sembrar transgénicos en ninguna parte de nuestro territorio, porque hasta en el valle más alejado hay agricultores que tienen un recurso o una semilla nativa que requiere ser defendida. Incluso, en muchos distritos rurales pueden apreciarse monumentos típicos al maíz, a la papa, etcétera.

Precisamente, eso es lo que estamos descubriendo. Mi opinión personal es definir si hay un sitio en el Perú en donde no exista un recurso nativo. Recordemos que no solo estamos hablando de contaminación, sino también de una amenaza a la certificación orgánica. Por ejemplo, supongamos que se quiera sembrar 20 000 hectáreas de soya transgénica en un desierto, en donde hay pocas posibilidades de contaminación. Si a menos de tres o cuatro kilómetros existe un valle en donde la gente cultiva productos nativos orgánicos, ella se vería amenazada, perdería su certificación y no podría exportar sus productos bajo la categoría orgánica. El potencial más grande que tiene el Perú en su agro es su biodiversidad nativa, para nichos de mercado preferentes: certificación orgánica, comercio justo, etc., que le dan un valor agregado que compensa la poca capacidad de producción y volumen que enfrentan muchos agricultores.

¿Realmente se puede regular o controlar la contaminación de los cultivos transgénicos al medio ambiente? ¿O eso es más bien una utopía?

Esa es una buena pregunta. Existe lo que se llama «condiciones de confinamiento» y que consiste en establecer una serie de distancias y barreras para evitar la transferencia de polen. Hay especies que transmiten por aire y otras solamente por insectos. Eso lo deciden los técnicos especializados. A nosotros lo que se nos pide es que conozcamos lo que tenemos en el país, cuáles son las condiciones y cuáles son los riesgos. Esa información se la otorgaremos al Congreso del Perú para que tome una decisión soberana. Felizmente, la biodiversidad peruana se está conservando muy bien..., hasta ahora.

¿Hasta ahora? ¿Cuáles son los obstáculos que han encontrado?

La conservación se está realizando a pesar de todas las tendencias mundiales que indican pérdida de la agrobiodiversidad a causa de la globalización, la migración del campo a la ciudad y la introducción de cultivos comerciales. Te cito un ejemplo: en Francia, en 1850, se sembraban 3 000 variedades de manzana; ahora solo se cultivan tres. En el Perú, en 1850, probablemente se cultivaban más de 3 000 variedades de papa. ¿Sabes cuántas se cultivan ahora? 3 500. No hay muchos países en el mundo que logren conservar así. A pesar de estos procesos de aculturación, de migración, de introducción de cultivos comerciales, etc., la mayor parte del Perú se conserva como era.

Aparte del factor tecnológico, científico o productivo, también hay un factor social, en donde cobra importancia el trabajo de las comunidades. ¿Cuáles son las competencias del Minam y de su dirección en este tema?

En la actualidad, el proceso de conservación y desarrollo de la biodiversidad es competencia de varios sectores. La parte productiva la ve el Ministerio de Agricultura y Riego, en su aspecto cultural es competencia del Ministerio de Cultura, y en su calidad de recurso genético entra en el campo del Minam. Todos cooperamos en esa conservación y desarrollo. Uno de los mandatos de la Ley de moratoria es establecer un programa de conocimiento —determinar dónde— y conservación —qué hacer para que no se destruya—, el cual ya estamos implementando. Por ejemplo, bajo este enfoque de conservación productiva ayudamos a los agricultores de cultivos nativos a poder encontrar un mercado o les brindamos capacitación en alianza con el Minagri. Esto se logra mediante proyectos de inversión pública.

Por otro lado, en cuanto al tema del control y vigilancia, ¿cuáles son los obstáculos que han encontrado y qué logros se han obtenido?

La norma establecía una serie de herramientas útiles para realizar un adecuado control y vigilancia. Lo que encontramos es que no existían las capacidades para realizar ese control en los puntos de ingreso en Aduanas, bajo las condiciones que exigían la ley y su reglamento. Se ha trabajado casi un año en un decreto supremo, para consensuar una modificación al reglamento y establecer con mayor claridad las condiciones y responsabilidades. Eso ha permitido que el procedimiento sea mucho más ágil. El Servicio de Sanidad Agraria toma las muestras en Aduanas y se las entrega al Minam. Nosotros hacemos el análisis en el mismo punto de ingreso, para saber si la semilla es transgénica o no. Aún falta establecer dos elementos; por ejemplo, el listado de partidas restringidas, es decir, las que estarían sujetas a control y vigilancia. En este proceso de elaboración estuvimos atascados dos años. Ese listado fue observado por el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) y la negociación nos costó mucho.

¿Por qué costó?

Aún hay personas en el Estado que no ven la Ley de moratoria con buenos ojos y que, probablemente, no tienen interés en que se aplique a plenitud porque piensan que es un obstáculo para la inversión. Por ejemplo, en el MEF se demoraron seis meses en dar respuesta a la propuesta de listado que les enviamos. Hemos consensuado con el Instituto Nacional de Innovación Agraria (INIA) una propuesta de listado, menos amplia que la que se presentó inicialmente: las partidas se han reducido de 97 a 41. El MEF había pedido que el INIA —como ente técnico— avalase la lista. Ahora tenemos un listado consensuado sobre el tema de importación de semillas y lo hemos enviado nuevamente al MEF. Esperemos que nos dé su respuesta en dos o tres semanas y que no nos haga esperar otros seis meses.

Durante la vigencia de esta Ley de moratoria, ¿cuántos casos de ingreso prohibido de semillas transgénicas se han detectado y sancionado?

Como aún no es efectivo el sistema de control, debido a que falta el listado de partidas restringidas, todavía no se puede sancionar, pues no tenemos las competencias. En la labor de control de los puntos de ingreso hemos hecho varios trabajos, pero todavía no se ha detectado ningún ingreso de semillas transgénicas. En cuanto al trabajo de vigilancia en campo, aún está por aprobarse un plan multisectorial de vigilancia y alerta temprana, donde participan todas las instituciones que tienen competencias. Ahí se establecerán las responsabilidades y cómo se deben hacer las inspecciones.

Pero, a cuatro años de vigencia de la Ley de moratoria, es preocupante que aún no existan los instrumentos o protocolos que permitan su aplicación.

Es increíble lo que nos ha costado consensuar con los otros sectores. El Estado peruano no estaba hecho para una gestión transectorial. Pero, por fin, ya se ha consensuado y está ad portas de ser publicado un decreto supremo que debe ser refrendado por varios ministerios.

¿Admitiría que hay ciertos obstáculos dentro del aparato estatal debido a que existen autoridades o técnicos que tienen una posición favorable hacia los transgénicos y que son críticos con la moratoria?

Probablemente esos sectores hayan retrasado el proceso de aplicación de la ley. Quizá no hubo el ánimo o la voluntad de cooperar con la agilidad que se exigía. Yo interpreto lo que veo: fueron muy laboriosos el procedimiento y la búsqueda de consenso. Solo te puedo decir eso.


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