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La papa – Los problemas de febrero

Publicado: 2018-02-01

Fernando Eguren. CEPES. 01 de febrero, 2018.  

En el momento que escribo estas notas el paro agrario se extiende por varias zonas pape-ras: Huánuco, Huancavelica, Pasco, Apurímac y Ayacucho. Ha habido dos muertos (quizá tres) y decenas de heridos.

El primer responsable de todo esto –no necesariamente el único- es el Estado, pues no tiene una política agraria (más allá de preocuparse de que las exportaciones agrarias crezcan, sobre todo las “no tradicionales”) y los problemas para los pequeños agricultores –el 97% son pequeños- se van acumulando año tras año. Tampoco hay espacios institucio-nalizados de diálogo entre los distintos niveles del Estado y los agricultores (los pequeños agricultores, se entiende; los empresarios agroindustriales, en contraste, son mimados).

Falta de información

Prácticamente no hay productor agrario en el Perú que no dependa, en mayor o menor medida, del mercado. Para que un mercado funcione razonablemente, los agentes eco-nómicos deben de tener un mínimo de condiciones. Una de estas condiciones es acceso a información que les permita tomar decisiones sobre qué producir. Así, si al inicio de la campaña agrícola se va ampliando demasiado el área cultivada de un producto dado, al-guien –obviamente el Minagri- tiene que advertir a tiempo a quienes todavía no lo han hecho, que escojan otro cultivo. Para hacer esta advertencia el Minagri tiene que haber recogido información suficiente, relevante y veraz de una muestra representativa sobre las áreas sembradas a lo largo y ancho del país. La recolección de información requiere de metodologías adecuadas, de recursos y de una institucionalidad que la descentraliza-ción, lamentablemente, ha debilitado. Esta información debe ser procesada, analizada y difundida de tal manera que efectivamente sea accesible a los productores.

Limitaciones del Minagri

El Minagri actual no está en la capacidad de prestar este servicio de manera eficaz, pues a lo largo de las últimas décadas ha sido “descapitalizado” en recursos humanos, materia-les e institucionales. Esta situación es el resultado de políticas neoliberales en su variante más torpe, en el que juega sin duda un papel importante la absoluta subvaloración del MEF hacia el agro, en particular hacia los principales productores de alimentos del país: los pequeños agricultores.

El ciclo de los precios

Como los agricultores no tienen la información necesaria para tomar decisiones, y tam-poco tienen facilidades para cambiar de cultivos (para lo cual se requiere acceso a semi-llas, a crédito, a asistencia técnica, a mercados…), el resultado es un proceso cíclico, en el que a campañas de precios altos suceden campañas de precios bajos. Cuando estos afec-tan a muchos paperos –son alrededor de 350 mil en el país- y de manera más prolongada, no debe sorprender que haya reacciones como las que se están manifestando en estos primeros días del año.

No hay diálogo entre Estado y agricultores

No sólo no hay información suficiente, oportuna y accesible, sino que tampoco hay espa-cios institucionalizados entre el Estado en sus distintos niveles y las organizaciones de pro-ductores. En esto se ha retrocedido mucho respecto al gobierno de Toledo, en los tiempos en que un Conveagro fortalecido logró que se estableciese por ley el CONACA (Consejo Nacional de Concertación Agraria), instancia de encuentro entre varios ministerios –entre los cuales el de Economía y el de Agricultura- y las principales organizaciones agrarias nacionales.

Tampoco hay organizaciones políticas ni representaciones congresales que prioricen el tema agrario, y que podrían servir de canales para canalizar las demandas de los agricul-tores y presionar por la definición de políticas pro-agrarias.

Las movilizaciones ¿hay otro camino?

Carentes, pues, de canales de expresión y de gestión de sus intereses ante las agencias públicas, no debe sorprender tampoco que los agricultores acudan a lo que demostrada-mente sirve para, por lo menos, llamar la atención de la opinión pública y del propio Es-tado: la movilización callejera masiva, las marchas, las tomas de carreteras.

Por lo demás, sería iluso pensar que los políticos o aspirantes a serlo no aprovechen la ocasión para llevar agua para su molino, más aún si estamos acercándonos a un período electoral regional y municipal. Esto no convierte la protesta de los productores en política, ni nos lleva a considerar que los movilizados son manipulados por los políticos.

¿Qué hacer ahora?

Dado que las protestas actuales son el resultado de carencias de políticas hacia la agricul-tura y los agricultores durante decenios, no es posible solucionar el paro sino con medidas de emergencia, la principal de las cuales es dar una compensación económica por un monto razonable, que sea resultado de una negociación justa y honesta de ambas partes. No tiene sentido hacer una mesa de diálogo más –ya a estas alturas la fórmula está bas-tante desprestigiada- si no se llegan a acuerdos claros seguidos de rápido cumplimiento. La solución propuesta por el ministro Arista el 10 de enero, que los gobiernos regionales compren los excedentes de papa hasta por un millón y medio de soles, era francamente ridícula por lo exiguo del monto. A quienes esta intervención del Estado les parece un ho-rror, deben recordar que son miles de millones de dólares los que el Estado ha transferido como subsidios a la gran agroindustria exportadora, cuyos propietarios son, en términos de su número, cuatro gatos.

Sugerencias

A continuación, va una relación de sugerencias que deberían contribuir a la definición de una política que esté orientada al desarrollo de la pequeña agricultura, que beneficiaría no solamente a un universo de dos millones de familias, sino que fortalecería a quienes hoy por hoy son el principal sostén de la seguridad alimentaria de nuestro país.

1. Información por MINAGRI de avances de siembras. Oportuna y mediante un sis-tema que efectivamente llegue a los productores.

2. El Minagri debería tener especialistas en principales cultivos, entre ellos la papa, que hagan estudios y análisis económicos de manera permanente, para asesorar a los que toman decisiones y prever situaciones como las que están ocurriendo.

3. Realización de campaña de consumo de la papa, como insumo esencial para una alimentación saludable.

4. La promoción –investigación, incentivos- al desarrollo de una industria que use la papa como insumo principal.

5. La implementación de la Ley de Agricultura Familiar, acompañada de un fuerte in-cremento presupuestal.

6. La realización de inversiones importantes que contribuyan a reducir los costos de transacción de los productores (información, carreteras, almacenes…).

7. El establecimiento de espacios institucionales de relación entre productores y el Estado en sus diferentes niveles.

8. Fortalecimiento institucional y político del MINAGRI en las regiones

9. Fortalecimiento de Agrobanco, mejoramiento de su gestión y ampliación de su cartera hacia los pequeños agricultores.

Cuadros

Los cuadros muestran que desde el inicio del nuevo siglo la producción y el área dedicada a la papa claramente tienden a incrementarse. Los rendimientos también aumentan. En cuanto a los precios promedio de chacra, suben y bajan, pero la tendencia es claramente al incremento. 


Escrito por

CEPESRURAL

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