En el marco de la campaña ¡Apoyar las iniciativas populares contra el hambre!, desde el campo presentamos el testimonio de David Ureta Clemente, agricultor del distrito de Pucará, provincia de Huancayo, Región Junín.

David, de 50 años, es uno de los miles de agricultores familiares afectados por la pandemia del COVID-19 que continúa produciendo alimentos.

Si el clima nos acompaña la campaña agrícola está garantizada.

En el valle del Mantaro la campaña grande se inició en el mes de octubre. ¿Qué expectativas tienen los agricultores sobre la campaña 2021-2022?

“Con las primeras lluvias empezó la siembra de maíz, arveja, olluco, papas nativas, mashua y oca. Si el clima nos acompaña la campaña agrícola está garantizada, hay que ser optimistas”, dijo David Ureta.

A los efectos de la pandemia, que descapitalizó a los agricultores, se sumó los problemas climáticos, sequía, helada y granizada; sin embargo, no pararon de sembrar.

“Escogimos las mejores semillas, preparamos nuestros fertilizantes y toda la familia puso la mano de obra. Así salimos adelante”, dijo Ureta.

Hay que señalar que el precio de los fertilizantes se incrementó. Un saco de abono sintético llegó a costar en promedio de 250 soles. Los agricultores optaron por preparar abonos orgánicos, como el biol, compost, humus, entre otros.

La apuesta por la campaña agrícola significa también asegurar la alimentación de los agricultores. Si en las ciudades hay ollas comunes, en el campo el trueque, el intercambio de alimentos, es una costumbre ancestral que se viene realizando en pandemia.

Hay expectativa por compras estatales.

Frente a la posibilidad de que el gobierno compre a los agricultores familiares, el señor David Ureta señala que hay gran expectativa, pero que urge capacitar a los agricultores para que puedan asociarse, así como eliminar las trabas que hay en Registros Públicos y en la Sunat. Además, mencionó que tuvieron una mala experiencia con las autoridades locales.

“Hace años hubo una iniciativa de las mismas autoridades municipales. Los alcaldes debían comprar a los agricultores de la zona, pero lamentablemente fue tercerizado, se compró a través de una empresa; eso no era una compra directa al productor” finalizó el señor David Ureta.